Luego de dos largos veranos desperdiciados en las alturas de Cajamarca, por fin llegó el 2008 y pude disfrutar de los rayos luminosos que adornan Lima desde tempranas horas de la mañana.
Cada día era una visita obligada a la playa o al Círculo Militar donde me encontraba con mis amigas de la universidad o del colegio para retomar las historias pendientes del día anterior y para que juntas perdamos noción de lo blanca que soy, sin olvidar también aquellos días que tenía que llevar a mi primito a la playa donde a veces me descuidaba y me sorprendía al verlo ahogarse alejado de la orilla.
Este verano trajo consigo muchas aventuras también, desde una corta pero divertida estadía en San Bartolo, donde una amiga y yo casi morimos revolcadas por una ola y donde nadie sabía quién salvaba a quién hasta salidas nocturnas cada fin de semana que siempre desencadenaban nuevas historias y nuevos amigos, que serán difíciles de olvidar, sobre todo el olor de verano acompañado de la canción espacio sideral.
Además en estas vacaciones viajé con mis amigas de la universidad a Huacho, donde estuvimos cerca de tres días y donde cada noche nos contábamos por décima vez las mismas historias que cada una de nosotras sabemos de memoria, pero que nos sirvió para reafirmar nuestra amistad y vivir momentos de risas y burlas como a los que ya estamos bastante acostumbradas.
En resumen este verano fue más de lo que pude haber pedido en compensación de mis últimos veranos en el frío de Cajamarca, un verano que será difícil de igualar pero que ya espero con ansias el siguiente.
Cada día era una visita obligada a la playa o al Círculo Militar donde me encontraba con mis amigas de la universidad o del colegio para retomar las historias pendientes del día anterior y para que juntas perdamos noción de lo blanca que soy, sin olvidar también aquellos días que tenía que llevar a mi primito a la playa donde a veces me descuidaba y me sorprendía al verlo ahogarse alejado de la orilla.
Este verano trajo consigo muchas aventuras también, desde una corta pero divertida estadía en San Bartolo, donde una amiga y yo casi morimos revolcadas por una ola y donde nadie sabía quién salvaba a quién hasta salidas nocturnas cada fin de semana que siempre desencadenaban nuevas historias y nuevos amigos, que serán difíciles de olvidar, sobre todo el olor de verano acompañado de la canción espacio sideral.
Además en estas vacaciones viajé con mis amigas de la universidad a Huacho, donde estuvimos cerca de tres días y donde cada noche nos contábamos por décima vez las mismas historias que cada una de nosotras sabemos de memoria, pero que nos sirvió para reafirmar nuestra amistad y vivir momentos de risas y burlas como a los que ya estamos bastante acostumbradas.
En resumen este verano fue más de lo que pude haber pedido en compensación de mis últimos veranos en el frío de Cajamarca, un verano que será difícil de igualar pero que ya espero con ansias el siguiente.
1 comentario:
Buen texto. Bastante interesante. Aunque creo que el color amarillo de la plantilla no deja leer bien. Estaré pendiente de lo que viene. ¿Cómo llegué aquí? El feliz azar.
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